En Mecina solía haber antes del alzamiento un total de 53 familias, lo que suponía una población de poco más de 200 personas, de las que 49 familias eran de moriscos y solo 4 de cristianos viejos, es decir, que en nuestro pueblo la superioridad morisca era aplastante, con mas de 92% de la población.
Con la expulsión de los moriscos se abrió la urgente tarea de repoblar las tierras que estos abandonaban, ya que con su marcha dejaban prácticamente despoblado el reino, como en el caso de nuestro pueblo que prácticamente se quedo vacío.
El consejo de Población de Granada, organismo encargado de dirigir todo el proceso repoblador, decidió repoblar Mecina Alfahar con 25 familias. La mayoría de estas familias provenían de Castilla la Mancha (mas de un 60%), mientras que el resto de repobladores se repartieron entre vecinos originarios de la Alpujarra y repobladores procedentes de otras provincias andaluzas.
En particular, los repobladores castellanos procedían principalmente de las provincias de Toledo y Ciudad Real, y en su mayoría de una zona muy concreta, de unos 40 km de radio alrededor de Campo de Criptana, compuesta por las localidades de Campo de Criptana, El Toboso, Argamasilla de Alba, Quintanar de la Orden y Belmonte, encontrandose todas ellas a unos 400 km de Mecina.
Los repobladores originarios de la misma Alpujarra eran principalmente de Ugíjar, cosa que a priori podría sorprender ya que en las instrucciones del Rey para la repoblación se impedía que participasen los originarios del propio Reino, y sólo podían hacerlo de forma excepcional. De los cinco repobladores originarios, cuatro eran mujeres viudas, de las denominadas viudas de la Alpujarra, mujeres que perdieron a sus esposos durante la guerra y a las cuales se les permitió participar en la repoblación en compensación por sus perdidas y sufrimientos. El otro repoblador originario fue Gaspar Felix, vecino originario de Ugíjar y hermano de una de las viudas repobladoras (dona Beatriz Manuel). Gaspar Felix fue la persona que estuvo al cargo de la repoblación del pueblo, por lo que es muy probable que fuese una persona con cierto nivel social o que hubiese sido recompensado por alguna actuación o circunstancia en la guerra.
Finalmente, el resto de repobladores andaluces procedía de las actuales provincias de Cádiz y Jaén, y en concreto de las localidades de Gibraltar y Baeza respectivamente.
Probablemente, la pregunta llegados a este punto del artículo es: ¿cómo sabemos todo esto? ¿de dónde ha salido toda esta información?. Pues, la respuesta es: del Libro de Apeo y Repartimiento de Mecina Alfahar.
Los libros de Apeo y Repartimiento eran libros que el concejo de cada lugar, antiguo nombre que se la daba a los ayuntamientos, estaba obligado a mantener y donde debía estar documentado todo el proceso repoblador, es decir, quienes eran los repobladores que venían y qué propiedades se les entregaban.
Del Libro de Apeo y Repartimiento que debió de haber en nuestro ayuntamiento no se tiene noticia, pero por fortuna existe una copia del mismo en el Archivo Histórico Provincial de Granada. Se trata de un libro de unas 480 hojas, densamente escrito en castellano antiguo del siglo XVI, cuyo estado de conservación es bastante bueno. En las fotografías adjuntas pueden verse la portada y una de las páginas del libro.
La información contenida en este libro es enorme y tremendamente interesante para el conocimiento de nuestra historia, orígenes y costumbres.
En él no sólo podemos encontrar todo lo que ya he comentado sobre el origen de los repobladores de nuestro pueblo sino también sus nombres. Entre ellos, como podemos ver a continuación, podemos ver apellidos que aun hoy se encuentran en Mecina y en los pueblos de alrededor como Muñoz, Chacón, Martín, Giménez, Herrera, Moreno, Sánchez o Fernández.
Pero, ¿por qué vinieron? Muy probablemente la mayoría de ellos vino en busca de un futuro mejor, aprovechando las facilidades ofrecidas por el Rey. Estas facilidades fueron las siguientes: protección real desde los lugares de origen hasta sus destinos, seguridad en los lugares de asentamiento, heredades suficientes para mantener una familia, cesión de las casas y tierras, y exenciones fiscales.
La cesión de casas y tierras a los repobladores se hizo a cambio del pago de una renta cuyo importe para Mecina Alfahar se fijó en 840 reales anuales, cantidad que perduró hasta que se abolió esta renta en 1845, casi 300 años después.
En el libro de apeo también se hace una descripción de cómo era el pueblo hace más de 400 años, justo acababa la guerra de rebelión de los moriscos. Se indica que ya estaba dividido en dos barrios, el alto y el bajo, habiendo en el alto 24 casas, de las que sólo la mitad eran habitables ya que el reto estaban muy dañadas por la guerra, mientras que el bajo había 29 casas, de las que 16 eran inhabitables, lo que hacía un total de 53 casas.
La iglesia del pueblo estaba caída y completamente destruida como consecuencia de los destrozos causados por los moriscos. Existían en el pueblo dos molinos de pan y otro de aceite, y según se explica parece que todos los vecinos tenían horno en su casa para cocer el pan, y que había dos públicos en la calle pero que se usaban poco.
Otro aspecto interesante está relacionado con Turrillas, que hoy es un cortijo y el nombre de uno de los pagos del pueblo, pero que hasta entonces había sido un pueblo independiente de Mecina Alfahar. Turrillas tenían antes de la rebelión 19 casas, y en el momento de la repoblación el Consejo de Granada ordenó anejarlo a Mecina y unir sus términos en uno sólo. Esta decisión de unir los dos pueblos se justifica en el propio libro de apeo, ya que al tener Turrillas tan pocos vecinos hubiese sido un lugar excesivamente inseguro y vulnerable a los ataque moros desde el norte de África.
La determinación de de las lindes y el amojonamiento del termino de Mecina Alfahar, que incluía Turillas, se llevó a cabo el 13 de septiembre de 1574 por parte de D. Alonso de Frías, alcalde mayor de las Alpujarras, y del reconocedor Luis de Moya, vecino originario de Ugíjar. El reconocedor era una persona del lugar que conociese suficientemente el pueblo y sus tierras. En este proceso participaron además de estas dos personas, los alcaldes y regidores de Válor, Nechite, Mairena, Ugíjar, los propios de Mecina Alfahar, y dos testimonios adicionales: el morisco Pedro de las Cuevas, vecino que era de Válor, y el canónigo Torrixos.
El término de Mecina estaba dividido en aquel momento en tres pagos: el pago del Río, el pago del Fex y el pago de Turrilas.
Había en el término de Mecina 630 marjales de tierra de cultivo, todos ellos de regadío, no habiendo en el pueblo ninguna tierra de secano. También es interesante fijarse en los aspectos que se valoraron a la hora de hacer el inventario y reparto de tierras del pueblo, ya que nos indican cual era entonces su riqueza. Se contaron los olivos, las viñas y los morales que había en el término , valorándolos en función de sus cualidades. A los morales se les prestó una atención especial ya que su producción de hoja era el motor de una de las principales industrias de la zona y del antiguo Reino de Granada fue la industria de la seda.
Finalmente, otro aspecto interesante es el origen de las aguas del pueblo. En el caso de Mecina el reconocedor indicó que “toda el agua con que se regaba su término procedía del río Nechite, que desciende del puerto del Looh (actualmente conocido como puerto del Lobo), y que ésta se partía por igual con el lugar de Nechite, pudiendo ambos lugares regar todas sus tierras y aun sobrándoles agua que iba a la villa de Ugíjar”.
Este artículo pretende ser el inicio de otros muchos que permitan sacar a la luz la gran riqueza histórica de nuestros pueblos, permitiéndonos entender y valorar nuestra historia y tradiciones, de forma que consigamos preservar y explotar sabiamente este magnífico legado que son nuestros pueblo y tradiciones. Todo está a nuestro alrededor, sólo hace falta voluntad para conseguirlo.
Francisco José Cano Hila
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